La despedida de
Matilde
Desde el día que decidí que debería
cambiar de "compañera" de viaje siento emociones muy encontradas. Por
un lado la alegría asociada al
descubrimiento, al nuevo elegido, no impuesto, unas cosquillas en el estómago
parecidas a estas que nos entran cuando estamos enamoradas. Cuento en minutos
el tiempo que queda para que llegue mi "nueva chica" que todavía ni
siquiera sé cómo se llama. Sin embargo también estoy probando sensaciones ya
conocidas en otros ámbitos de la vida.
Cerrar ciclos es casi siempre difícil,
incluso cuando las cosas no van especialmente bien y sabemos que las mudanzas
son para mejor, imaginaros entonces, lo difícil que puede ser prescindir de
algo que sólo nos trajo alegrías y buenas experiencias.
Para mí durante estos últimos días,
la alegría de una llegada supone la nostalgia de una partida... partida esta
que si seguimos con la analogía, puedo compararla al fin de una relación precisamente
en el momento en que llega el "amor maduro".
Con la madurez del amor ya no te
pones nerviosa porque vas a ver a la otra persona, ya no vives en constante
ansiedad y con una sonrisa tonta dibujada en la cara, pero sientes una alegría tremenda por el simple hecho de
saber que la persona a la que quieres cenará contigo y te besará la espalda
antes que te duermas y tú al día
siguiente aun metida en tu pijama preferido (solamente el tiempo y la confianza
permiten que duermas con el pijama más cómodo en vez de con la braga más sexy) le
prepararás el desayuno sin equivocarte en la medida del azúcar o en el sabor de
la mermelada.
Pues eso, confieso que me cuesta
despedirme de mi Matilde. Es que ella es casi una extensión de mi cuerpo, nos
conocemos perfectamente y hemos compartido, igual de encantadas, alegrías y
silencios y definitivamente, las sensaciones provocadas por "amores
maduros" me llenan mucho más que las provocadas por "enamoramientos"...
pero bueno, igual hace falta aprender a reconstruir, a volver a empezar y a sacar lo mejor de lo que nos toca vivir en
cada momento. Al fin y al cabo hay que tener presente que el amor maduro es un
enamoramiento que logró evolucionar, así que a vivir intensamente nuevas
pasiones y que evolucionen!! :))
Vaya por dios que me enrollo... yo
lo que quería era compartir la alegría por la llegada de la VN 1700 y comentaros
que Matilde tendrá una despedida absolutamente digna, la SUPER ruta del domingo
26/02 al lado de cerca de 30 increíbles mujeres moteras, mis grandes compañeras
del Komando Madrid.
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Mi Matilde y Yo |
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La que ahora mismo me hace suspirar |