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domingo, 29 de julio de 2012

Europa en Moto 2012 - Parte 1


El momento de tener las maletas preparadas y a Lola cargada, lista para empezar viaje era como un sueño, algo tan distante, tan deseado que casi no podia creer que se fuera a concretar, pero los días se pasaron como horas entre tantos mapas, guías, páginas en internet, accesorios, preparativos e ilusiones. Mucho antes de lo que pude imaginar, llegó el gran día.

Me pregunto siempre por qué planifico tanto si luego la dinámica de los acontecimientos es la que es, y no tengo disciplina como para seguir lo planificado... juré que nos íbamos a acostar pronto la víspera del viaje pero a las 3 de la mañana estaba copiando músicas para los móviles y chequeando la lista de cosas que no podíamos olvidar y como consecuencia, en vez de salir a las 12:00 rumbo a Alicante, salimos a las 16:00, un pequeño retraso de cuatro horas. :o
Saliendo de Madrid

Con Lola a tope partimos rumbo al este, un viaje ligero y agradable; nos quedamos en Alicante en la casa de Carlos, uno de los hermanos de Paloma, estuvimos allí un día y dos noches disfrutando de la playa, de su família y del helado de turrón (muy, pero que muuuuuuuuuy recomendable!).
Nosotras tres y el castillo de Santa Bárbara en Alicante

Tras desayunar y despedirnos partimos bajo las miradas respectivamente preocupadas y "blancamente envidiosas" de la madre y hermanos de Paloma. Llevamos con nosotras las buenas vibraciones y deseos de un buen viaje.

De alguna manera parecia que allí empezaba el viaje, de ahora en adelante seríamos nosotras dos, Lola y un mundo entero por descubrir. Rodamos 675 km hasta Figueres y para ser una autovía, la AP7 es una gratificante  sorpresa. Cenamos en una sidrería donde todo nos supo buenísimo (independientemente del hambre que teníamos) e hicimos noche en un hotelito sencillo que nos dió la alegría de una ducha y una cama limpita. Nos quedamos fritas.
Lola en frente al hotel en Figueres

Al día siguiente nos levantamos temprano, desayunamos, cargamos a Lola y volvimos a dudar que fuera posíble llevar tal cantidad de cosas, por Diosss...

Teníamos relativamente pocos kilómetros por delante, pero significativos, ya que cruzaríamos nuestra primera frontera y dejaríamos atrás el confort y las facilidades de poder hablar en "nuestro" idioma.

El paisaje en la frontera era desolador, un incendio de grandes dimensiones había quemado todo en los alrededores, todavía olia a humo y las montañas estaban enegrecidas. Ya en territorio francés, utilicé la función de velocidad crucero y dejé que Lola hiciera su trabajo,  y lo hizo muy bien, nos llevó a 130 km/h constantes durante vários kilómetros y el resultado vino en forma de confort y ahorro, la media de consumo mejoró un montón.

A la altura de Montpellier, cuando salimos del control de peaje (que hay que decir, entre Catalunya y este punto, son muchísimos y carísimos) pillamos un atasco matador, y entre el calor que desprende Lola a bajas velocidades y el bochorno que había en la carretera plagada de coches y camiones nos entró el agobio y el bajón. Teníamos hambre, sed y ganas de quitarnos la chupa. Paramos en cuanto pudimos en una gasolinera, nos quitamos todo de encima, nos metimos en un restaurante con aire acondicionado, nos tomamos una coca-cola con mucho hielo cada una, compartimos un sandwich y decidimos seguir viaje, estábamos preparadas para un día de viaje más corto que el del día anterior y con el puto atasco de los cojonessssssssss se estaba haciendo eterno...

Seguimos hasta Nimes dónde me equivoqué y cogi la salida que no debía, ¡vaya tela!. En este punto, por alguna razón extraña, el GPS recalculaba la ruta todo el rato y nos tenía allí dando vueltas y pagando 0,40€ de peaje cada vez que volvíamos a empezar el mismo circulo. Afortunadamente se acercó un motero muy amable (lo que me hizo empezar a cambiar el concepto sobre la simpatia de los franceses) y entre mímicas várias, algo de español de su parte, algo de inglés de la mía y algo de francés de parte de Paloma, el tío nos sacó del bucle y nos ayudó a coger la dirección correcta. Ya en la N106 rumbo a Florac, solo teníamos que ir recto y sin desvíos, pero decidi seguir la ruta que marcaba el GPS sin caer en la cuenta que lo había configurado para elegir las mejores rutas moteras y seguramente sabéis bien lo que significa eso. Cambiamos una trayectoria directa por carretera ancha, y veloz por una trayectoria larga por carretera estrecha, llena de curvas, algunas cerradas y con unas pendientes jodidasssss. Eso sí, con unos paisajes impresionantes.

Estábamos cruzando el Parque Nacional Cevennés por su cornisa, una preciosidad. Desde arriba se contempla la imensidad, la fuerza de la naturaleza y una gran alfombra repleta de cientos de tonos verdes.
Hubiese sido una ruta mucho más guapa y estimulante si no fuese por la lluvia que se acercaba, la luz que se iba y toda la carga que llevábamos... Paloma (pobrecita mííía) de tan acojonada se quedó muda y de vez en cuando, con "eventuales" sustos,  me apretaba los michelines (algun que otro poquito que me sobra por ahí) y luego me confesó que pensó: "y eso que todavía no estámos en los alpes". Yo también lo pensé. :o

Llegamos a Florac sobre las 22:00, la recepción del camping estaba cerrada pero la puerta estaba abierta, así que entramos, montamos la "mansión Gaspar-Alameda" lo más rápido que pudimos porque poco a poco las gotas se hacían más y más gordas, nos metimos dentro de la tienda y nos dimos cuenta de que no teníamos nada para comer o beber. La cena de esta noche fue media chocolatina para cada una, gracias a que Paloma la encontró (aplastada y derretida) en el bolsillo de su chupa.

El día amaneció gris, lluvioso y cerrado, nos levantamos, pagamos la noche que pasamos en el camping y fuímos a una cafetería en la entrada de Florac, ahí encontramos un montón de moteros desayunando y eso nos dió vidilla. El sol empezó a brillar, cogimos a Lola y vinimos a un camping excelente en Bedoues, un pueblecito con una iglesia muy guapa al lado de Florac.
Así amaneció en Florac

La mansión Gaspar-Alameda y Lola en el garaje

Para que luego no digan que el paquete no curra :)
Nosotras y la iglesia de Bedoues

Plantamos la tienda y decidimos "molusquear" durante dos dias seguidos en los cuales gastamos las horas bañándonos en el río (que por la noche nos acuna con su música), probando los quesos de la región (maravillososssss), tomando vinito, leyendo, escribiendo, sacando fotos por los alrededores, intentando hacer que la gente nos entienda y tratando de entender a la gente, o sencillamente  respirando e intentando descubrir formas en las nubes.    
Molusqueando...