Siguiendo viaje…
Los dos
días en Jaca estuvieron geniales, rutas guapas, gente majísima, baños en pozas
transparentes, etc. pero de alguna forma rompieron el esquema de viaje que me
había propuesto… La idea inicial era ver que tal me llevo conmigo, así que
decidí volver justo adónde estaba antes.
A estas
alturas, armar y desarmar la tienda, encontrar huecos varios para meter cosas
que surgían como si yo hubiera ido de compras
y cargar Matilde ya formaban parte de mi rutina. Desarrollé una habilidad increíble para hacerlo, en
media hora tenía todo listo… rumbo a Aínsa.
Decidí
ir por otra ruta, conociendo otros paisajes. Una rutita muy “soft” y guapa que
va bordeando por el lado norte el Parque Natural de la Sierra y los Cañones de
Guara, la única pega es que la carretera está muy mal cuidada, pero bueno, no
tenía prisa y tranquilamente volví al mismo camping de antes dónde la gente me
recibió con mucha amabilidad y cercanía.
Allí, había un grupo que como yo acababa de llegar, se acercaran a ver Matilde (cargada como un burro, pobrecita, mía!!!) y me hicieron las mismas preguntas que yo estaba ya casi acostumbrada a contestar, pero de esta vez, contestó por mí, la tía de la recepción del camping… “sí, sí, Daniela es brasileña, vive en Madrid y está viajando sola por estos lados con su moto, estuvo aquí hace unos días pero se ve que le gustó y volvió”. Me hizo gracia, en este caso me limité a decir: “eso es”. J
Volviendo a Aínsa |
Allí, había un grupo que como yo acababa de llegar, se acercaran a ver Matilde (cargada como un burro, pobrecita, mía!!!) y me hicieron las mismas preguntas que yo estaba ya casi acostumbrada a contestar, pero de esta vez, contestó por mí, la tía de la recepción del camping… “sí, sí, Daniela es brasileña, vive en Madrid y está viajando sola por estos lados con su moto, estuvo aquí hace unos días pero se ve que le gustó y volvió”. Me hizo gracia, en este caso me limité a decir: “eso es”. J
Ya con
la “Casita montada”, me duché, me tomé unas cuantas cañas en la terraza del
restaurant del Camping mientras, pensaba
en cómo iba la “contabilidad” de puntos
de la soledad…
Puntos
a su favor:
- El derecho a la indecisión, a la duda y cambios de planes sin que eso genere angustia o que tengas que dar explicaciones (Uff!! Muchos, puntos…)
- El viaje interno, personal… Me está permitiendo conocerme y darme cuenta que soy capaz de muchísimas cosas (otros muchos puntos…).
- Poder parar para sacar mis fotos dónde me apetece
- No tener que compartir chocolate (en este caso, ½ punto, porque luego tampoco tengo con quien compartir los quilos que estoy engordando… jajajajajajajaj)
Puntos
en contra
- Tener que preparar la comida y encima, fregar la vajilla (lo peor, odio las tareas “del hogar”!)
- El coñazo de tener que encontrar un sitio para poner el trípode para sacar las fotos desde ángulo que más me mola
- No compartir en el mismo momento, la emoción de descubrir sitios preciosos y hacer curvas radicales (Me hubiese encantado compartir estos momentos con mis super compañeras del comando Madrid)
Y así
voy siguiendo el viaje, descubriéndome y aprendiendo a valorar lo que tiene de
bueno y de malo la compañía de “D. soledad”… hoy por hoy, veo que ella puede
ser dulce, agradable, necesaria y lo más increíble, deseada.
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