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lunes, 13 de agosto de 2012

Europa en Moto 2012 - Relato 4 - Las Emociones del Furkpass

Brig es una ciudad bonita y agradable, decidimos quedarnos dos noches para conocerla y descansar un poco más antes de seguir viaje.
Nosotras en Brig
El día que teníamos previsto partir amaneció cerrado y con nubes, pero aún así nos fuímos rumbo a Scuol, un pueblecito en los confines de Suiza ya casi frontera con Austria. Suiza es un país realmente impresionante con paisajes indescriptibles, hay que vivirlos... estás siempre metida entre montañas, pastos verdes y casitas llenas de encanto, con sus tejados de punta y jardines floridos.

En alguna carretera suiza
 El gris que prevalecia en el cielo este día se iba intensificando a medida que nos acercábamos a la montaña más alta que podíamos avistar y hacia la cual nos dirigíamos.
Para llegar a Scuol teníamos que "vencer" el Furkapass pero todavía no teníamos ni idea de lo que estaba por venir. La carretera todavía tenía rectas cuando empezó a llover, nos caían unas gotas gordas que de vez en cuando me acertaban en los ojos. La pantalla del casco la tenia que tener levantada, de lo contrarío no era capaz de ver nada, ya que Lola no tiene limpia parabrisas y tiene un pantallón que no veas.
Las primeras gotas...
Empezamos a subir montañas, la lluvia no dejaba de caer y comentamos el hecho de que cada vez que tenemos que cruzar un paso importante lo hacemos bajo lluvia, lo que nos proporciona emociones digamos que "moderadas"... La carretera empezó a empinarse y mirando hacia adelante o más bien hacia arriba podíamos ver las líneas (unas sobre otras) que la carretera dibujaba en la montaña, una espécie de cicatriz "lombrizcoide" que rompía el verde...
Cicatrices "lombrizcoides" en el primer tramo de montaña para llegar al Furkpass
Tiramos p`arriba y como a nosotras las emociones moderadas parece que "nos aburren", empieza a envolvernos una niebla importante que nos hace ver aún menos, lo que ya no se veía antes... y así remontamos el puerto bajo la lluvia y la niebla.
Fue agradable comprobar que las ropas y las botas que llevamos son realmente impermeables y no tanto darme cuenta de un error básico de planificación... los guantes que llevábamos son de verano así  que las manos las teníamos mojadas y moradas. Nos tomamos un chocolate caliente y fuímos a por nuestras medallas, los parches del Furkpass.

Cuando llegamos al Furkpass
Yo tenía una sorpresa preparada para Paloma, ella jamás había visto un glaciar de cerca y le apetecía un montón vivir esa experiencia y allí estábamos a dos pasos de uno, pero resulta que al final me sorprendí yo también, ya que comprobamos que se podia entrar en él por una grieta, una espécie de túnel de un impresionante hielo azul. Los de allí lo habían arreglado un poco para permitir una visita segura y así  sacar alguna pasta.
Tras recorrer un pequeño sendero y tener unas vistas espectaculares del glaciar (cubierto por una enorme y cargada nube gris) con una de sus imponentes lenguas terminando en un lago que forma una cascada gigante, me encantó ver la alegría de Paloma entrando por la grieta azul y tocando las paredes de hielo... sus ojos brillaban, parecía una niña tocándolo todo, observando las estructuras formadas por el agua congelada, los colores... y claro, no se resistió y tuvo que probar como sabia el hielo del glaciar. Tenía una sonrisa constante en la cara y no dejaba de decir "¡ impresionante, ¿verdad?, impresionante...! "
El lago formado por el glaciar

Paloma, el lago y la nube que nos perseguia
Nosotras y el regalo de Paloma 

Yo

Dentro del glaciar I
Dentro del glaciar II
Dentro del glaciar III



Cuando salimos de dentro del glaciar la lluvia nos había dado una trégua y parecía que la niebla también se estaba despidiendo, decidimos entonces coger a Lola y pirarnos, pero como si se tratara de una película, nada más tomar la primera curva de la bajada descubrimos que la  super nube que tapaba el glaciar solo se había desplazado unos cuantos metros, me hizo gracia cuando Paloma se dió cuenta de ello y me dijo "pero bueno, ¿esa nube de qué va?"

Trégua apariente
En cuestión de pocos minutos diluviaba y no nos era posible ver la rueda delantera de Lola, nos tuvimos que parar en uno de estos ensanches de la carretera y esperar a que cambiase un poco el panorama, pero aquello solo empeoraba... y allí estábamos, bajo la lluvia, sin ver ni medio metro por delante, congelándonos y sin saber qué hacer... por falta de mejor alternativa me puse a bailar invocando la presencia del "dios Sol", pero creo que lo hice con poca fé... (Estoy segura que estas montañas afectan a nuestra salud mental :o).

Nosotras bajo la lluvia esperando que mejorase la situación
Lola acojonada y la montaña desapareciendo
Lola acojonada II (y la montaña desaparecida)
Se nos estaba haciendo tarde y la luz que antes era poca, ahora era casi ninguna. Cada vez hacía más frío cuando Paloma me dijo que creía que teníamos que irnos de allí... yo también lo creía pero no sabía como hacerlo. Con seis ovarios (los de Lola también cuentan), empezamos a bajar, las curvas se nos hacían eteeeernas y por mucho que bajáramos nunca era suficiente como para llegar al valle, ibamos a 30km/h, la carretera no tenía quita miedos y nosotras no veíamos que diablos teníamos a nuestro alrededor... tensa, esa bajada fue muuuy tensa y os lo juro, el parche del Furkpass lo voy a enmarcar y lo voy a poner en el salón de casa :)

Yo minutos antes de empezar a bajar




Cuando por fin logramos bajar (y volver a respirar) paramos en el primer pueblo que vimos, estábamos en Andermatt. Buscamos un hotelito, nos quitamos las ropas y botas empapadas, hasta el casco chorreaba... las distribuímos por la habitación como pudimos aprovechando las escasas fuentes de calor que teníamos, nos secamos y fuímos a buscar algo que comer y beber por el pueblo.
Secando la ropa en la habitación del hotel

Alta tecnología para secar  los cascos...
 Por casualidad paramos en un restaurante cuya camarera era canária y nos ayudó con la carta que estaba en alemán... nos hicimos con un vinito rico, una fondue de queso (que estaba de muerteeee!!!) y un pedazo de carne a la brasa... Era necesario reponer energía para seguir hacia Scuol al día siguiente. Al final nunca se sabe qué nos vamos a encontrar por delante.
Cenita más que merecida

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